En Nicaragua hay organizaciones comunitarias diseminadas por todo el país, sobre todo en el campo, que se han destacado por su contribución al desarrollo: los Comités de Agua Potable y Saneamiento (CAPS).
La Constitución dice que es responsabilidad del Estado proveer de agua a la población en calidad y cantidad suficientes, pero en realidad no tiene capacidad de abastecer a la gente de las ciudades, mucho menos que pueda hacerlo en el campo.
Esto quiere decir que si no fuera por la organización de la población en los CAPS, entre el 25 y el 30 por ciento de los nicaragüenses; es decir, entre 1.6 y 1.9 millones de habitantes, no tendrían agua potable en sus casas, lo que habla de la importancia de la organización, y de lo que se puede lograr cuando la gente se olvida de colores políticos y religiosos y se une para resolver un problema común.
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