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Por Roberto Arnaz
Mirándolo fríamente, el negocio de Coca Cola no es muy diferente que el de cualquier empresa de procesado de aguas. Toman la materia prima de los acuíferos, la tratan y la ponen al alcance de los consumidores. Sin embargo, hay un pequeño matiz que lo hace sensiblemente más caro: la compañía de refrescos necesita 2,4 litros de agua para fabricar un litro de sus bebidas o, lo que es lo mismo, para ganar un dólar.
Esta dependencia ha hecho que la multinacional estadounidense, junto a otras como IBM, Intel o General Electric, hayan diseñado un programa para buscar una mayor eficiencia en el uso del agua, según afirma un artículo de la revista económica Fast Money. La publicación asegura que no se trata de una repentina preocupación por el medio ambiente, sino de cómo la futura escasez de acuíferos podría acabar con su negocio.
Desde 2004, Coca Cola ha conseguido reducir su uso en más de 30.000 millones de litros, lo que supone un ahorro de casi el 9% del gasto. Las empresas se están dando cuenta de que su consumo de agua es determinante también en los importes de sus facturas de electricidad, carburantes y gestión de desechos químicos.